miércoles, 4 de abril de 2012

La Roma de Irene


No viajamos por viajar, sino por haber viajado”

                           (Alphonse Karr)



-¡Ya viene Irene!- exclama Elena señalando la puerta por donde entra ella con su revuelo de ropa, tacones y bolsas de siempre- A ver qué nos cuenta de su viaje...-

Irene se acerca pletórica. Después de los saludos de rigor, se sienta y, con una sonrisa enorme, nos tiende sendos paquetitos. ¡Nos ha traído un regalo de Roma!

Los abrimos rápidamente, con la emergencia de la sorpresa y la alegría del agradecimiento.
Son dos pequeños calendarios con fotos de los lugares más emblemáticos de la ciudad. En la parte de atrás sobresale un imán para poder colocar el calendario pegado a la nevera. Práctico y bonito. Típico de Irene.

-¿Qué tal el viaje? ¡Cuenta, cuenta!- le avasallamos sin darle apenas tiempo para respirar.

-Llegamos ayer, ya de noche y agotados. Sin embargo, la vida no se detiene, y había que poner lavadoras, preparar comidas, ir a casa de mi madre a por el niño...- resopla- ¡En fin, que después de cinco días sin parar, casi no he tenido tiempo de descansar.

No obstante, la ciudad me ha vuelto a encantar. Había cosas que estaban exactamente igual que las recordaba. Otras, por el contrario, contradecían mis recuerdos... Ya sabéis lo subjetiva que puede llegar a veces a ser la memoria.

Hemos visitado una cantidad asombrosa de lugares y esta vez, siguiendo vuestro consejo, me he documentado antes. No para saber qué quiero ver, sino para saber qué estoy viendo. ¡Yo lo quiero ver todo!- se ríe.
-He sacado una cantidad casi indecente de fotografías. Me parece que voy a hacer un álbum digital con ellas. Creo que es una forma práctica de revivir el viaje cuando quiera- Irene se muestra entusiasmada.

- El viaje estuvo muy bien organizado desde el principio. Puntualidad y eficacia. No tuvimos ningún problema.
El hotel era tirando a regular. Más bien viejo pero estaba en buena zona. La comida no estaba mal pero, contando con que estábamos en Roma, tampoco era nada del otro mundo.
Habíamos contratado pensión completa, por lo tanto al mediodía nos acercaban a comer a algún restaurante cercano del lugar que estuviésemos visitando. Las cenas las disfrutábamos en el mismo hotel. Salvo una noche que nos llevaron a cenar al trastevere.

Creo que hemos hecho todo lo que hay que hacer en Roma- prosigue con un suspiro satisfecho- con la ventaja de que, al ir con todo organizado, hemos soportado muy pocas colas... Nos hemos sumergido en la Roma imperial y también en la renacentista, de la mano de nuestra guía.

La guía era una chica española que vive allí y sabe un montón sobre la historia de la ciudad. Nos explicaba todo en forma de cuento, como si fuéramos los protagonistas de una película. Era increíble el entusiasmo con que realizaba su trabajo. A eso le llamo yo una profesional...
Ella nos acompañaba por las mañanas, y por las tardes éramos libres para hacer lo que quisiéramos.

He tomado en cuenta vuestros consejos- añade- Hemos paseado por las orillas del Tíber. Tomamos un helado en una de las famosas heladerías de la Fontana de Trevi. Escuchamos el concierto de un coro en una iglesia. El recuerdo del Ave María de Schubert todavía me estremece...



Me acordé de ti, Sara y escalamos,- se ríe- porque aquello era escalar..., la Cúpula del Vaticano. Cenamos una noche en el trastevere... Es cierto que no elegimos nosotros el restaurante, sin embargo la trattoria a la que nos llevaron era estupenda, muy típica y la comida... lo mejor que he probado en todo el viaje. Definitivamente deliciosa.
Bebimos vino Lambrusco y después licores cortesía de la casa. A la hora de los cafés la gente comenzó a cantar, y alguno se animó también con el baile. Yo incluida- Irene hace una pausa dramática para comprobar el efecto sorpresa causado por sus palabras y continúa.

-Aquella noche, yo hubiera seguido de fiesta, pero nadie me secundó. Todo el mundo estaba demasiado cansado- termina con un cómico gesto de decepción.

Eso sí, teníais razón con los precios. ¡Todavía estoy impresionada por lo que nos cobraron por unos capuchinos en una terraza de la Piazza Navona!


En el grupo hubo buen ambiente. Casi todos eran estupendos. También había, por supuesto, alguna persona de esas que hay en todos los sitios y que se piensan que son el ombligo del mundo. De esos que tienen a veinte personas esperando porque se tienen que secar el pelo por las mañanas y no pueden levantarse antes de la cama...
La mayoría de los integrantes del grupo éramos gente de nuestra edad o mayores. Congeniamos con otras dos parejas, y por las tardes nos movíamos juntos.

Varias tardes fuimos de compras...¡Qué maravilla, las compras en Roma!
Un día recorrimos Vía Condotti. ¿Habéis estado?
Recibe el nombre porque por esa calle pasaban los conductos que abastecían de agua las termas de Agrippa. Hoy en día está plagada de tiendas de lujo. Todos los diseñadores imaginables: Prada, Versace, Gucci, Armani, Valentino... joyerías de muy alto nivel y firmas míticas. Todas reunidas en unos pocos metros. Un paraíso para las compras y el infierno para los bolsillos vacíos...

Me permití un pequeño lujo- cuenta bajando la voz y acercando la cabeza con aire conspirador.
-Entré en varias de esas tiendas por el simple placer de recorrerlas. Para mí es otra forma de arte- añade sonriendo irónica- Cuando entré en la joyería Bulgari no pude resistirme a comprar un colgante.-

Se retira el pañuelo para mostrar un pequeño brillante colgando de una fina cadena. Precioso. Elegante y femenino.

-Creo que era el más pequeño que tenían en la tienda- termina riéndose.

Acaricia la joya, como intentando retener entre los dedos las íntimas sensaciones placenteras que poco a poco se van diluyendo en el pasado.

6 comentarios:

  1. Que diferentes son las cosas depende de los ojos que las miran.

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    1. Totalmente de acuerdo. La percepción transforma la realidad.

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  2. No he escrito nunca pero te leo a menudo.Me gusta mucho tu blog

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  3. Estoy de acuerdo. Incluso en el mismo grupo y habiendo hecho las mismas cosas habrá tantas versiones del viaje como viajeros.
    Yo también disfruto mucho con tu blog.

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    1. Eso es. Cada uno tiene su propia visión del viaje, así como de la vida. Muchas gracias.

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