domingo, 16 de junio de 2013

El Final: Sara




Estoy nerviosa. Estoy muy nerviosa.

Sin embargo soy capaz de reconocer, aun en estos momentos, que es la respuesta natural ante una situación nueva, ante un momento intenso.

No es inseguridad, ni bloqueo, ni tan siquiera miedo, no.
Son solo nervios. En el estómago. Y no pasa nada, porque respiro profundamente y se afloja momentáneamente el nudo. ¡Quién me iba a decir a mí hace apenas unos meses que me iba a encontrar en esta situación y con este aplomo!

Supongo que todo comenzó con la separación de Irene. Para ella supuso la oportunidad de un nuevo comienzo. Para Elena y para mí la demostración de que todos podemos desprendernos de tóxicas mochilas emocionales si nos lo proponemos.

Yo decidí liberarme de una vez por todas de mi coraza y mostrarme al mundo, y sobre todo a mí misma, tal cual soy sin vergüenzas ni temores…

Cierto es que me ha resultado durísimo porque cuando una ha pasado toda su vida evitando ser por miedo al presunto juicio ajeno, resulta perturbador eclosionar y ofrecerse desnuda al mundo.
Por otra parte puede ser liberador no depender de los actos ajenos y enarbolar, orgullosa, la bandera de la propia esencia.

Recuerdo perfectamente el día en que mi pequeño Julen me dijo con orgullo que era la madre que contaba los mejores cuentos del mundo porque como me los inventaba yo, él podía elegir los protagonistas…

Resultó revelador, ya que descubrí que en realidad soy eso: No soy una escritora de Literatura con mayúsculas que espera una oportunidad. Soy ni más ni menos que una madre que crea las mejores historias del mundo. Y además cuenta a su lado con el crítico perfecto…

Fue entonces, cuando me acepté a mi misma, el momento en que me puse a escribir cuentos infantiles de forma frenética. Parecía como si siempre hubieran estado allí y solo hubieran necesitado una señal mía para emerger a la superficie.

Luego ocurrió todo tan rápido…
Comencé creando un Blog en el que publicar mis relatos. Conté a mi lado en todo momento con el entusiasmo de Elena y la constancia de Irene: la una animándome a empezar, la otra obligándome a seguir…
En poco más de un mes recibí por parte de una página web de temática infantil la propuesta para unirme a ellos. Total libertad creativa. Acepté encantada.
Al poco una editorial se interesó por mi trabajo y me ofreció publicar una antología con mis cuentos. ¡No podía creerlo!
Soy totalmente consciente de que no corren buenos tiempos para la Cultura en general y para la Literatura impresa en particular, sin embargo estoy convencida de que se trata del comienzo de algo grandioso en mi vida.

Y ahora me toca firmar ejemplares y charlar con las personas que hayan acudido a esta pequeña librería donde se presenta mi libro.
Veo mucha gente: mi familia, mis amigos… sonrisas, besos, abrazos.

Cerca de la puerta distingo a Elena e Irene que esperan en un discreto segundo plano.
Me dirijo hacia ellas y las abrazo. Hemos logrado algo grande.

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