lunes, 27 de febrero de 2012

La Creatividad

        

         “O encontramos un camino, o lo construimos”

                                  (Anibal)




-Y, ¿qué juego crees que me puede ayudar a cambiar mis hábitos?-pregunta Elena con una sonrisa un tanto desafiante.

Ya he vuelto a entrar en terrenos cenagosos. No siento el suelo firme bajo mis pies. Y ahora yo, ¿qué le contesto si ni tan siquiera sé muy bien a qué viene la pregunta?
La reflexión ha llegado sin pensar y he sentido que debía compartirla, incluso sin apenas haberla madurado. Buceo en busca de mi niña interior y, sorprendentemente la siento serena y confiada. Me anima a continuar, a encontrar la seguridad a través de mis actos, no huyendo de ellos.
Últimamente estoy realizando un gran trabajo de desarrollo personal, y quizá se esté empezando a notar... ¡Adelante, pues!

Acaricio con mi mano derecha la amatista que llevo colgada del cuello. La amatista. El cuarzo que potencia la creatividad.

No estoy segura de que sea verdad. Pero confío.Por si acaso.

-Bueno, Elena- comienzo suavemente- yo creo que tú tienes un lado infantil tremendamente desarrollado. Lo sabes y te gusta.- Elena asiente sonriendo.

-Eso es estupendo-continúo- porque disfrutas de la vida como nadie. Sin embargo tu perpetua búsqueda del placer, choca a menudo con el cumplimiento de las obligaciones y te instalas en la pereza. Deberías lograr encontrar un camino que supieras que es  bueno para ti y por el que no te diera pereza avanzar-

-Vale- responde sonriendo- Dime dónde está ese camino que lo recorreré sin problemas.

Comienzan a subirme los calores al rostro. No soy terapeuta.¿Qué hago yo dando este tipo de consejos? Pero he leído tanto sobre ello y lo he vivido tan intensamente en los últimos tiempos que soy incapaz de parar de hablar. De manera que sigo:

-Yo creo que la clave está en tu parte de niña. En mi opinión deberías tratarla como lo que es, y creo que dejaría de tener pereza. No pienses en hacer dieta, ni en ordenar los armarios. Todo esto suena tremendamente aburrido incluso para mí. ¡Imagina tu niña interna cómo se debe sentir!.
Piensa en términos positivos: establecer hábitos saludables suena bastante mejor que hacer dieta ¿no?-

-De acuerdo- interviene Elena- Creo que lo voy captando. Lo que tengo que hacer es educar mi lado infantil como educaría a mi hijo, ¿no?-

Irene escucha toda la conversación absorta. No sabría decir si está de acuerdo o no. Lo que está claro es que no pierde detalle. Y lo más sorprendente: no interrumpe. Me da la impresión de que nunca antes había reflexionado sobre este tipo de asuntos. A decir verdad, hasta hace poco, yo tampoco, pero me ha ayudado tanto mirar hacia adentro que siento la necesidad de compartirlo con los demás.

-Sí- manifiesta Irene- Yo también estoy convencida de que tienes que reeducarte. Ponerte límites.Fijarte objetivos y cumplirlos. Y ser estricta cuando haga falta.-

-No estoy totalmente de acuerdo- apostillo incómoda. Todavía me resulta terriblemente difícil llevar la contraria a alguien. Pero lo hago- Yo personalmente no creo en los objetivos universales ni en la rigidez de normas-

-¿No crees que se deban fijar límite? ¿ni objetivos?- pregunta Irene con voz airada.

-Sí, claro- contesto- pero unos límites razonables, personales e intransferibles. Si a un niño se le exige más de lo que puede dar y luego no lo consigue, lo único que obtiene son reproches, los principales probablemente los propios. Eso genera culpa, que deviene en frustración y después en abandono.¿para qué voy a intentar nada si no soy capaz de conseguirlo?-

Fijo mis ojos en los de Irene. El corazón me late a mil por hora. No intento desafiarla, ni tener la razón. Solo deseo instalarme con seguridad en lo que siento.

-Estoy de acuerdo- secunda Elena- Con mi hijo soy muy firme con los límites que he establecido, pero es verdad que no son nada del otro mundo. En casa somos más de animar y premiar que de castigar. Celebramos mucho sus logros y no los convertimos en obligaciones, e intentamos que sea consciente de que nuestro amor por él se encuentra al margen de sus éxitos.-

-¿Y por qué no haces lo mismo contigo?- le pregunto con una sonrisa- ¡Anímate por tus logros en vez de sufrir por tus obligaciones! ¡Abraza a la niña que llevas dentro y juega con la vida!- Se me ocurre un idea y sonrío- ¿Por qué no pruebas con una búsqueda del tesoro, una especie de gymkana vital en la que el premio será alcanzar la persona que deseas ser?-

-¿Cómo?- Me pregunta con cara de pensar que me he vuelto loca.

-Fijate unos objetivos razonables a corto plazo y cuando los cumplas, sin fechas ni agobios, pasas al siguiente nivel. Después de haber disfrutado de una recompensa, claro.- Miro a Irene buscando su complicidad- Nosotras podríamos decidir cuáles son los premios. Tú los objetivos. ¿Qué os parece?- pregunto con lo que seguro que es una expresión ilusionada.

-Cuenta conmigo- me sorprende una entusiasmada Irene.

- De acuerdo- vacila Elena- Jugaré. Mi primer objetivo supongo que podría ser cambiar mis hábitos físicos. Me gustaría volver a ponerme mis vaqueros favoritos y practicar ejercicio varios días a la semana. ¿Cuál será mi premio cuando lo consiga?- inquiere divertida.

-Tenemos que decidirlo- contesta una entregadísima Irene- Además, propongo que no se lo digamos hasta que lo consiga. Así será mayor la sorpresa-

Comienzan las dos a parlotear con alegría sobre consejos de alimentación, combinación de alimentos... Me encanta.

Vuelvo a acariciar la amatista. Me siento fuerte.

-El ejercicio es fundamental- manifiesta Irene con determinación- A nuestra edad, si adelgazas y no ejercitas el cuerpo para endurecerlo un poco, acaba por colgarte todo.-

Rompemos a reír las tres. Se ha instalado entre nosotras el entusiamo.

-¿Hay algún ejercicio que te guste?- pregunto a Elena con pocas esperanzas de una respuesta positiva.

-¡Pues claro!- me responde con vehemencia- ¡Practico la danza del vientre!

8 comentarios:

  1. Me ha gustado lo del juego. Es una buena manera de ver el mundo.

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    1. A mí también me lo parece. No siempre se puede, pero ¡qué bien sienta cuando nos tomamos las cosas menos en serio!

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  2. Muy bonito, y además con foto. ¡Vaya nivelón!

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    1. Gracias. Le estoy cogiendo el gustillo, así que habrá más innovaciones.

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  3. Me gusta mucho tu blog.

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  4. ¿Estás segura de que no eres terapeuta? A mí me está sirviendo un montón seguir este blog. De hecho, me identifico en muchos aspectos y lo aplico a mi vida.

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    1. Me alegro mucho, pero no soy terapeuta,no... jajaja. Lo que ocurre es que he aprendido de gente que sabe mucho del tema.

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